viernes, 29 de abril de 2011

Abrumadoramente

A
Abruma
Abrumad
Abrumado
Abrumador
Abrumadora
  Bruma
    Ruma
      U
        Mador
           Adora
           Adorame
              Do 
              Dora
              Dorame
               Órame
                Ora
                 O
                     Me
                   Ame
                   Amen
                   Amente
                      Mente
                          Ente
                           En   
                               Te
                                  E   

miércoles, 27 de abril de 2011

Marte

Rápidos rayos rompen
Suben sueños suaves
Lúcida lucha loca
Besa bajo banderas
Mañana mirarás mares
Amando atardeceres ardidos
Perdieron profecías poéticas
Encontraron esencias elementales
Viajando volaron ventanas
Fatales fresas finas
Intimas ilusiones iluminadas
Omnisciente oro oscuro
Ciudades ciegas colmadas
Urgentes urbes urdidas
Nadie nace neutro
Grandes gemidos gravitan
Despertando deliciosas demencias
Juveniles jardines justicieros
Tóxica textura tierna
Hermosa hoja humeante
Quedate quemando quenas 




lunes, 25 de abril de 2011

Mutante

Ese día cuando despertó
ya no era el mismo
de la semana pasada.

La percepción del ambiente
mutaba junto al paradigma
que guiaba terrenal y espiritualmente
el flujo lumínico
con el que podía observar
y comprender
su mundo de la vida cotidiana.

La revolución interna
había estallado
en un estrépito multiforme;
cuando la ternura se sublevó
el raciocinio perdió el control
quedando el poder
en manos de la suavidad,
comprometida en la causa
de luchar por las sonrisas. 

Sus manos ya no eran de carne y hueso,
                                     sino de melodías.
Su mirada fotográfica.
Sus pasos verdades trascendentales
/huellas cargadas de algún futuro/
Cerrando los ojos lograba teletransportarse.
Su respiración un malabar de fuego
desafiando la gravedad. 
El corazón le dejaba de latir nomás,
                                             para comenzar a escribir
                                             una nueva historia.

Sin duda ya no era el mismo
de la anterior normalidad,
el hombre había cambiado
                 convirtiéndose en otra vida
                                          de otra especie.
                                          De ahora en más, él,
                                          existiría hermoso
                                          (eternamente magnifico),
                                                                                   pero eso tampoco
                                                                                   sería nada fácil.

Entonces caminará,
respirando, resonando. 
en búsqueda de ella,
su calma.
Viendo lo humano
                             de ser
                             mutante.




miércoles, 13 de abril de 2011

Noche trastocada.



Él se encontraba en el balcón del departamento, la noche era calma, calurosa y podía apreciar el brillo de las estrellas. Estaba fumando un puro Montecristo que un amigo le había traído desde la Habana; lo guardaba para algún momento especial. Se sirvió mas vino, bebió un ligero trago de la copa y pensó que ya no podía seguir sosteniendo el vacío que sentía en su interior. Terminó el brebaje y al tabaco lo dejó encendido.
Entró al apartamento en busca de otra botella. Fue hasta la bodega. Al entrar recordó el acuerdo al que habían llegado al mudarse por disponer de una habitación como bodega para guardar las bebidas que antes elegirían juntos en el supermercado para después beberlas en reuniones o noches íntimas. Tomó un Estancias de Mendoza reserva 1983; también lo guardaba para algún momento sublime. Luego regresó al balcón a seguir bebiendo y contemplar las maravillosas enanas blancas de la galaxia.
Una hora más tarde se dirigió al baño, abrió la ducha, se desvistió y percató que no tenía toalla. Saliendo del baño miró su rostro en el espejo. De verdad que estaba flaco y pálido, la barba le escondía la sonrisa que hacia meses no veía y sus pupilas eran como dos nubes en plena tormenta.
Cuando entró a la habitación, en busca de un toallón, sintió su perfume, vio su fina silueta dibujada en el colchón y miró en la mesita de luz del lado de ella el portarretratos con la foto del verano pasado en Río de Janeiro, la había tomado un pescador y se veían verdaderamente felices. Tuvo un deja vu. A esta secuencia ya la había vivido una y otra vez desde hacía mas de seis meses, todos los días, a cualquier hora, casi constantemente. De repente empezó a sentir que lo abrazaban, al principio se entusiasmó, pero de inmediato perdió la alegría al percibir que el brazo que parecía contenerlo en realidad lo estaba ahorcando. Los dedos de esa mano le tomaban su nuez de Adán de manera tan fuerte que se quedaba sin respiración. Su reacción fue la de un niño débil e indefenso: un llanto tenaz, desconsolado, como el de alguien a quien le arrebataron el alma sin demora y sin más tiempo que el necesario para emitir un último lamento desgarrador.   
Cuando estuvo en condiciones de mantenerse en pie volvió al baño donde la ducha lo esperaba. Pero su angustia era insostenible, hasta el agua le traía recuerdos, elemento sobrenatural indispensable para la supervivencia. Al salir limpio y fresco se sintió mínimamente mejor; regresó desnudo al balcón con el cabello todavía mojado. El habano lo esperaba apagado en el viejo cenicero de bronce que había sido de su abuelo, pero eso ya no tenia importancia. Lo encendió, hizo tres pitadas y volvió a dejarlo en su lugar. Dirigió su deprimido cuerpo al cuarto, se vistió con ropa cómoda y preparo el bolso como para emprender un largo viaje. Luego fue a la cocina, buscó el kerosene y, con excepción del balcón, lo roció por todo el hogar. Caminó a paso muy lento hasta la puerta, en el trayecto iba haciendo un caminito con el liquido inflamable. Al llegar a la salida, temblando pero sin derramar una gota de sudor, sacó del bolsillo de su Jean un Zippo plateado, lo frotó de una sola vez sobre su muslo derecho y simplemente lo dejo caer -como caería el pétalo de una rosa de acero- para quemar todo lo que le hiciera recordar a su vida anterior. La botella de vino que aun contenía la mitad del líquido había quedado afuera, pero él nunca se enteraría de ello.
Se mantuvo firme, parado bajo el marco de la puerta, observando como todo empezaba arder, la luminosidad del fuego se reflejaba en su piel y en sus ojos, el olor a muerte era intenso, mientras la madera de los muebles empezaba a crujir enfurecida. Rápidamente todo se convertía en llamas. Sin embargo, no pudo quemar ni borrar de su memoria, la dulce mirada de una mujer, que no reconoció, pidiéndole entre lagrimas que no atravesara el rectángulo, suplicándole que no se marchara.
Al salir del edificio caminó hasta la terminal de ómnibus, no sabía donde ir, ni como era su nombre, ni qué había sucedido, ya no recordaba nada, ni la angustia, la mujer, ni las llamas. Tomó el próximo colectivo con destino a La Cumbre, nunca pudo llegar, el hombre nunca despertó, hacía seis meses que había muerto incendiado en su departamento.      







(de la serie "Cuentos de Nueva Córdoba - con toda y sin frivolidad")

jueves, 7 de abril de 2011

Pasos Adentro


Qué será de mi
Cuando despierte
                             Y no sepa
                              Con qué he soñado.

Qué será de ti
Cuando pierdas como un guante
                                         La ternura que te abriga,
                                         La mirada de tu sol.

Qué será de nosotros
Sin la tierra que sostiene
                          Nuestros pasos y huellas,
                                          Camino al horizonte aquel.

Que será de ustedes
Si sus manos están sanas
    Sus caras largas,
                               Fruncidas las esperanzas.

Si no gastamos las suelas
Por cuidar más el envoltorio
Que el ánimo
                      Y el espíritu.

Que será de todos juntos
Si no nos vemos venir
                            Con el latir
                                        De nuestro encanto.

Música que es mañana
Sabiduría que se hace luz
Miedos vencidos por la claridad
Fortaleza de ser / es perseguir un sueño  




A las y los campesinos 






(a modo de epílogo)
Por más que el tirano, el enemigo o las fuerzas que conspiran para oprimirnos intenten separarnos, aunque las distancias sean lejanas, cerradas por alambres y campos secos… siempre habrá una chispa que encienda la llama, una bocanada de entusiasmo, una sonrisa de la luna que nos ilumine bajo el mismo cielo, repleto de estrellas fugaces… recordándonos que no estamos solos…